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Alineamiento global de la Pascua y la última cena



Durante años, Dios nos ha estado trayendo a la unidad como familia global de fe con la morada permanente del Espíritu Santo. Recibimos esta visión de la oración de Yeshúa en Juan 17, de que todos seamos uno en el amor de Dios. Estamos experimentando la realidad de la Ecclesia internacional. Es una comunidad de fe, una koinonia y comunión, que está creciendo exponencialmente tanto en calidad como en cantidad, a medida que aumenta nuestro amor entre nosotros.

 

También estamos entrando en un alineamiento estratégico con relaciones de pacto entre judíos, árabes y personas de cada nación y grupo étnico. Tal variedad de relaciones globales no podría haberse dado antes en ningún momento de la historia.

 

Estamos buscando poner esta confraternidad internacional en consonancia con el orden de los pactos históricos de Dios, el calendario bíblico, y los patrones proféticos. Sin embargo, cuando hablamos de las raíces judías, el alineamiento global, los días santos, etc, debemos ser cuidadosos, porque uno puede fácilmente desequilibrarse. Se pueden cometer errores en cada lado: intentando ser demasiado “judío” en nuestra orientación cultural, o rechazando el significado bíblico de las fiestas judías y los símbolos.

 

Cuando alineamos nuestra comunión global con el modelo del pacto de Dios, creo que se producirá una liberación de gran poder espiritual.  El alineamiento correcto demanda que mantengamos el equilibrio adecuado.

Línea horizontal central– familia global, comunión internacional, una línea que se extiende por todo el mundo.

 

El lugar donde se cruzan la comunión internacional y la Pascua es en la Última Cena.  ¿Fue la Última Cena un servicio de comunión o un seder de Pascua? ¡Fue ambos! La comunidad judía y la comunidad cristiana se separaron, una se fue a la comunión y la otra se fue al seder, y carece del poder combinado.

 

Para unirlos, el punto de enlace está en la Última Cena, es tanto una pascua judía, como una Comunión cristiana. Es importante no dejar de lado esta relación entre la Comunión de la Ecclesia internacional y la comida del pacto de Pascua: la Última Cena de Yeshúa y Sus discípulos.

 

La Pascua y la Comunión se unen en la Última Cena. Las dos se convierten en una, mientras que mantienen sus propias identidades. Deseamos reconectar la Pascua y la Comunión tras 2000 años de separación. La Última Cena es la intersección. Comprender la Última Cena hace que la Comunión y la Pascua estén alineadas.

 

No estamos diciendo que los cristianos del mundo tengan que guardar completamente un seder de Pascua judío. Sin embargo, decimos que la Pascua es el origen y el fundamento de la Comunión cristiana internacional. Pedimos a los cristianos que vuelvan a alinear la Comunión con sus fundamentos de pacto en la Pascua comprendiendo la Última Cena en su contexto adecuado.

 

Para el mundo judío, estamos diciendo que la Pascua encuentra su cumplimiento en la Última Cena. Los símbolos del cordero de Pascua, las tazas de vino, el matzá, etc, todos tienen su pleno significado en Yeshúa el Mesías. Sin Yeshúa, los símbolos de Pascua carecen de su significado profético.

 

La última cena es el cumplimiento de la Pascua; y la Última Cena es el fundamento de la Comunión.  Han estado separados durante 2000 años. Ahora, como Ecclesia internacional, incluyendo a los judíos mesiánicos y a los cristianos árabes, tenemos una oportunidad para volver a unir estos dos grandes elementos.

 

Este no es solamente un asunto de que los cristianos vayan atrás en la historia para comprender la Pascua. Cuando entendemos nuestro pasado, podemos ver a donde nos dirigimos en el futuro. Es como un arco y una flecha. Tirar hacia atrás es lo que apunta e impulsa a disparar hacia adelante.  

 

La Comunión es una experiencia espiritual sobrenatural. Pero cuando se toma sin sus raíces de pacto, no tiene dirección profética.  Cuando la Comunión se alinea con la Pascua a través de la Última Cena, se forma un vector. La Pascua a la Última Cena a la Comunión forman unas coordenadas en una línea que apunta a una dirección.

 

El significado de la Pascua es pasado, presente y futuro. Incluso los rabinos enseñan que la celebración de la Pascua no es tan solo recordar el pasado del Faraón y de las pirámides; es para mirar hacia adelante a la mayor redención nacional en la venida del Mesías. Contiene el futuro reino del Mesías.   

 

Alinear la Comunión cristiana con sus orígenes de pacto en la Pascua judía nos prepara para los sucesos de los últimos tiempos. La historia del Éxodo contiene elementos que nos enseñan sobre la segunda venida de Yeshúa.

 

La Pascua tenía dos partes: primero, la salvación por la sangre del cordero, y luego la victoria militar en el mar Rojo. La expiación personal fue cumplida en la primera venida de Yeshúa, la redención total será cumplida en la segunda. Alinearse con el patrón de Dios nos lleva a la dirección correcta y nos prepara para los últimos tiempos y la venida del reino de Yeshúa.

 

La multitud mixta que salió de Egipto (Éxodo12:38) fue el gran propósito de Dios desde el principio–está buscando a un grupo de personas. Esa multitud mixta se convertirá en última instancia en la gran multitud que nadie puede contar (Apocalipsis 7:9). Dios desea un “pueblo especial” y un sacerdocio real (Éxodo 19:5-6, I Pedro 2:5, Apocalipsis 1:6; 5:10) de cada tribu, lengua y nación.

 

Los judíos, los árabes y cada grupo étnico están incluidos en ese “pueblo especial”. Cada persona individual y cada grupo étnico ocupan el mismo lugar en la familia de Dios. A medida que la Ecclesia internacional se reúna en un alineamiento correcto, debería haber una tremenda liberación de poder. Los propósitos gloriosos de Dios para todos sus hijos serán revelados.  

 

Los judíos y los árabes son los descendientes de Abraham. Fueron las dos primeras partes de la familia de Dios, y, en cierto modo, se convierten en las dos últimas partes en ser restauradas. Cuando estas dos últimas piezas, árabe y judío, encajen en su lugar en la familia global, el rompecabezas está completo.

 

Los judíos y los árabes eran enemigos en la historia de la Pascua. En la Comunión, los judíos y los árabes son reconciliados por la sangre del cordero, Yeshúa. Ahora podemos ser colaboradores, no enemigos. La Comunión de la Ecclesia internacional está alineada correctamente cuando está conectada con la Pascua por medio de la Última Cena. La familia global alcanza su plenitud cuando judíos y árabes entran en alianza.

 

Creemos que estas relaciones, cuando se unan y estén alineadas correctamente, desatarán una gran sinergia de avivamiento espiritual.  

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