por Asher Intrater

A veces nosotros como lideres hemos sido criticados por nuestro orgullo y por tratar de acreditarnos las cosas a nosotros mismos y a nuestros propios ministerios. Quiero empezar por pidiendo perdón a quien se haya sentido así, y por cualquier cosa que hayamos hecho nacida del ego y la exclusividad.
Esas son actitudes pecaminosas y malvadas.
Creemos que la actitud correcta es justo lo opuesto. Que el Señor nos conceda gracia para poder caminar en verdadera humildad e inclusión.
Yohanan (Juan el Bautista) nos dio un maravilloso ejemplo en Juan 3:27-30:
Respondió Juan [Yohanan] y dijo: Un hombre no puede recibir nada si no le es dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo [Mesías], sino que he sido enviado delante de Él”. El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado. Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.
Una persona no puede asumir el crédito, la unción, bendición, o autoridad. Eso se debe venir de arriba. Todo empoderamiento debe ser dado, no tomado. No hay lugar para la ambición egoísta en el reino de Dios.
Cuando vemos a otra persona bendecida, debemos dar crédito a Dios quien, en Su gracia, ha bendecido a esa persona. Por lo tanto, no hay lugar para los celos. Buenas cosas vienen de Dios. Él ama a todos. Nadie “merece” la gracia que recibe. Dios esta tan deseoso de bendecirte a ti como lo está de bendecir a cualquier otro.
Debemos también tener cuidado, cuando nos esforzamos por “servir” a Dios, que no pensemos que somos el centro de la narrativa. Juan dijo, “Yo no soy el Mesías.” A veces nos vemos a nosotros mismos como la persona clave en lo que Dios esta haciendo. Eso es un error y es un autoengaño. La historia aquí no es acerca de ti; es acerca de Yeshua.
Me parece que la mayoría de los hombres viven en una narrativa de fantasía sobre sí mismos. Hay un dicho en hebreo, “Estas viviendo en una película.” Muchos hombres (me supongo que mujeres también, pero conozco mejor la psique masculina) viven como si estuvieran protagonizando una película; que todos los que los rodean son sólo actores “secundarios”. Es realmente vergonzoso.
El verdadero “guion de la película,” en el que todos somos actores, tiene un héroe central. No soy yo, y no eres tú. Es Yeshua.
¿A quién pertenece la novia?
Además, Yohanan dijo que la “novia pertenece al novio.” La novia es el pueblo de Dios. El novio es el Mesías. Aquí, el modelo matrimonial o de la boda implica algo de propiedad – posesividad comparada a los sentimientos románticos y sexuales de un hombre hacia su esposa.
Esto es solo una parábola; pero el punto es el mismo. Yeshua quiere el afecto y atención de Su pueblo. Le pertenecen a Él. A veces queremos “acreditar” las cosas como si nos pertenecieran; viendo a otras personas como “nuestro rebaño.” Eso es malo y egoísta. Y hace que Yeshua se enfade como un esposo se enfada con otro hombre por intentar atraer la atención y el afecto de su esposa.
[Esta situación nos recuerda a los dictadores políticos que no quieren verdaderos cristianos en su país, aun cuando saben que los cristianos serán los mejores ciudadanos, trabajadores, y patriotas. ¿Por qué un dictador estaría en contra de ellos? Porque quiere toda la lealtad y el afecto para sí mismo. Aunque los cristianos serian ciudadanos sobresalientes, su corazón es devoto a otro Hombre.]
Necesitamos aprender un gozo sin egoísmo. Necesitamos alegrarnos de forma altruista y vicaria. Somos como los amigos de un hombre que esta a punto de casarse. Estamos encantados y alegres de su oportunidad de estar con su esposa. Compartimos su alegría en la boda. No buscamos atraer la atención y el afecto de la novia.
Reducir nuestros egos
Finalmente, Yohanan que Yeshua debe crecer y él debe disminuir. Es un deseo humano natural el querer crecer. Sin embargo, la madurez espiritual ve la sabiduría y la rectitud de disminuir. Esa es la victoria sobre la naturaleza del alma y el egoísmo. Reducimos nuestros egos. Nuestra meta es ver a Yeshua “magnificado” – es decir, engrandecerlo. Nos deleitamos en disminuir ante los ojos de otros al notar que ellos ven a Yeshua aumentar.
El asunto de la inclusión significa que vemos la bendición de Dios como algo que nos pertenece a todos juntos. No es “mía” sino “nuestra.” Tenemos la gracia de Dios “en común.” Cuando Dios hace algo maravilloso por Su gracia, lo vemos como una bendición para todos. No es “nuestro” y no es solo para nuestro grupo, pero “nuestro” para todos los que son siervos del Señor.
Incluimos a otros en la bendición y en el crédito; no excluimos a otros. No somos exclusivos, como un club elitista, cuando se trata de la gloria de Dios. Le pertenece a Él, así que permanecemos HUMILDES. Él la da a todos los santos, así que mantenemos una actitud INCLUSIVA.