¿Dispersando las ovejas?
- Asher Intrater
- May 27
- 3 min read
Tikkun Global
Jerusalem, Israel

Una de las gracias maravillosas que recibimos de Dios a través de Yeshúa, junto con el perdón de pecados, vida eterna y la presencia de la Shekhiná del Espíritu Santo, es el poder y la autoridad para sanar a los enfermos y expulsar demonios. Aunque la expulsión de demonios se presenta en el mundo de entretenimiento como un tipo de ritual extraño, insidioso y oscuro, en realidad es algo muy común en las vidas de los verdaderos seguidores de Yeshúa, siempre y cuando esté acompañado de verdadero arrepentimiento y un compromiso a llevar después una vida pura y honorable.
Aunque es excitante pensar en la habilidad de expulsar demonios, también existe una guerra espiritual contra las obras del diablo a un nivel más alto y corporativo. Los demonios individuales causan pecado y enfermedad, pero poderes mayores del mal son asignados a destruir la comunidad de fe como un todo. Este ataque colectivo contra la Ecclesia se produce en tres niveles:
Acusar a los hermanos
Dividir la Iglesia
Dispersar las ovejas.
Irónicamente, los más entusiastas sobre la sanación y expulsión de demonios son a veces utilizados por el diablo para hacer un daño mucho mayor a la comunidad de fe en su totalidad.
Israel y la Iglesia son descritos como una novia glorificada que está bajo ataque por la serpiente maligna Satanás (Apocalipsis 12). La parte central de ese ataque es descrita como:
“El acusador de nuestros hermanos…” – Apocalipsis 12:10
Los “hermanos” aquí, por supuesto, son compañeros creyentes en Yeshúa. La acusación normalmente viene en forma de chismes y quejas bajo la apariencia de “corrección” aparentemente sincera. Y aunque “hermanos” puede ser cualquiera, el ataque demoníaco suele dirigirse hacia los líderes. Cuando nos encontramos chismeando y quejándonos de los pastores y otros líderes, es posible que, sin darnos cuenta, nos hayamos convertido en un acusador de los hermanos incitado por el demonio.
El segundo ataque es incluso peor: no solo acusar a los líderes sino provocar una división en el cuerpo. Hablando sobre la guerra espiritual, Yeshúa dijo:
“Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado…” – Lucas 11:17
A veces la gente está tan segura de que tienen razón, que están dispuestas a causar una división en el cuerpo. El daño hecho por “dividir la iglesia” suele ser mucho peor que el contexto aparentemente justo para causar la división. (Por supuesto, hay una disciplina moral y rendición de cuentas para las congregaciones y líderes. En el caso del pecado, una ruptura puede ser justificada. Sin embargo, esto no es lo mismo que causar una ruptura por diferencias de opinión.)
El peor nivel es llamado por Yeshúa como la obra del ladrón, el destructor o el lobo. Yeshúa es el buen Pastor, pero el enemigo viene a:
“arrebatar las ovejas y dispersarlas…” – Juan 10:12
Existe un engaño significativo, promulgado por algunos de los creyentes más fervientes, de que no hay razón para pertenecer a una iglesia o congregación. Se dan todo tipo de razones espirituales para esta campaña de mentiras, pero en última instancia deja a los creyentes débiles expuestos y desprotegidos ante “las puertas del infierno” (Mateo 16:18) y dispersa las ovejas lejos del redil y de los pastores.
Así como debemos ser fervientes para sanar a los enfermos y expulsar demonios, seamos también fervientes para oponernos a los ataques demoníacos contra la comunidad de fe en su totalidad.