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La Pascua y el bautismo


El dicho más importante de los rabinos sobre la Pascua es que “en cada generación, cada persona se tiene que ver a sí misma como si saliera de Egipto.”


Esto tiene paralelismo con el concepto del Nuevo Pacto de que cada persona se tiene que ver a sí misma como si participara en la muerte y la resurrección de Yeshúa (Jesús). En realidad, el significado de la inmersión en agua es participar vicariamente en la muerte, sepultura y resurrección de Yeshúa (Romanos 6:4-5).


¿Por qué escogería el Nuevo Pacto la inmersión en agua como su declaración de fe? A los ojos de Dios, el éxodo de Egipto y la resurrección del Mesías son uno y el mismo evento. Ambos eventos tienen lugar al mismo tiempo.


Juan 20:1 – “El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro…”

Éxodo 14:27 – “Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió a su cauce normal…”


Aproximadamente a las 5:00 de la mañana del tercer día después de la Pascua, mientras estaba aún oscuro, el pueblo de Israel pasó a través de las aguas del Mar Rojo. En esa misma hora, en el tercer día después de la Pascua, Yeshúa resucitó de los muertos y salió de la tumba.


Los hijos de Israel fueron bautizados simbólicamente en las aguas del Mar Rojo (1 Corintios 10:2). Y cada cristiano creyente está participando simbólicamente en la Pascua de Israel (1 Corintios 5:7). Las aguas del Mar Rojo y las aguas del bautismo son hechas por Dios para ser una experiencia paralela, tanto en poder como en libertad. Por la muerte y la resurrección de Yeshúa, cada creyente participa en su propia liberación personal de Egipto.


La Pascua y los últimos tiempos


Los rabinos también tienen un dicho de que “la última redención será como la primera”. Con esto quieren decir que la venida del Mesías en los últimos tiempos será parecida a la historia del éxodo de Egipto.


En “Apocalipsis: la clave del Apocalipsis”, Dan Juster describe muchos paralelismos entre el libro de Apocalipsis y el libro de Éxodo. Los dos testigos (Apocalipsis 11) son paralelos a Moisés y Aarón. Faraón es paralelo al anticristo. Las plagas de la Tribulación son paralelas a las plagas del Éxodo.


Israel permaneció en Egipto en la tierra de Goshen durante las diez plagas. El Señor los protegió. Con esa protección Dios demostró su santidad y poder como testimonio a los egipcios. También será así en la Tribulación: Permaneceremos protegidos por la gracia de Dios como testigos de la verdad del evangelio al mundo entero. Habrá “luz en Goshen” (Éxodo 10:23) en medio de la oscuridad del mundo.


La Pascua y el sionismo


Es emocionante celebrar la Pascua en el moderno Estado de Israel restaurado tras 2000 años de exilio. El regreso de nuestro pueblo a la tierra de Israel es un milagro aún mayor que el Éxodo mismo.


Jeremías 16:14–15 “No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová, en que no se dirá más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto; sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había desterrado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres.


¡Qué increíble bendición tenemos de poder ver estos distintos niveles de revelación y milagros actuando juntos en un plan!


El testimonio de la Pascua


Hoy día, muchas familias de Israel que celebran la Pascua tienen un pariente que es creyente en Yeshúa. Orad por la gracia del Espíritu Santo mientras ven a los miembros de sus propias familias que creen en Yeshúa y guardan la Pascua. ¡Qué el pueblo de Israel vea la Pascua sacrificial como símbolo del Mesías! ¡Qué los cristianos del mundo vean el significado profético y de pacto de la Pascua!


Revirtiendo la maldición


Hace dos mil años, nuestros antepasados se maldijeron a sí mismos rechazando a Yeshúa y proclamando:


Mateo 27:25 – “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.”


Pensemos en el poder de esta maldición: Jerusalén y el templo fueron destruidos. Nuestro pueblo fue enviado al exilio y sufrió en todos los países.


Sin embargo, la sangre de Yeshúa no tenía la intención de ser una maldición. ¿Cuánto más fuerte será el poder de la sangre cuando sea proclamado por nuestro pueblo como bendición? Romanos 11:15 hace la misma pregunta, “¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?” El mismo poder que dispersó y destruyó volverá a reunir y restaurar. Habrá resurrección de los muertos, unidad de la Iglesia, reunión de los santos, y el reino de Dios en la tierra.


Nosotros los judíos mesiánicos de Israel nos alzamos con una sola voz para revertir la maldición. Proclamamos que la sangre de Yeshúa sea sobre nosotros y nuestros hijos para bien y no para mal. Proclamamos que el poder de esa sangre traiga bendición al pueblo de Israel y al mundo entero. Por favor, únase a nosotros en esta declaración.

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