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Moisés y Elías vendrán

Writer: Asher IntraterAsher Intrater


Me desperté temprano esta mañana con una repentina inspiración en la cual sentí en mi corazón que el Espíritu Santo decía dos frases cortas, pero claras. La primera fue “Moisés y Elías vendrán.” La segunda fue una continuación y clarificación de la primera - “Confrontación Moral.”


Por un par de meses, he estado meditando en la “última profecía” del Tanakh en Malaquías 4:4-6 la cual vino a ser la “primer profecía” del Nuevo Pacto en Lucas 1:17. Estoy convencido que estas Escrituras constituyen un mandato importante para todos nosotros en esta generación.


Estas profecías van junto con las profecías del libro de Apocalipsis, las cuales también describen “dos testigos” quienes emiten juicio con señales y prodigios, muy similares a Moisés y Elías. La referencia a Moisés y Elías fue obviamente tomada de estos contextos.

(Moisés fue el gran hombre de Dios que dio la Torá; Elías fue un gran líder entre los profetas. Por lo tanto, los dos representan toda la “Ley y los Profetas.” Moisés confrontó a Egipto; Elías confrontó a Israel.)


מלאכי ג:22-24

22 זִכְרוּ תֹּורַת מֹשֶׁה עַבְדִּי אֲשֶׁר צִוִּיתִי אֹותֹו בְחֹרֵב עַל־כָּל־יִשְׂרָאֵל חֻקִּים וּמִשְׁפָּטִים׃ 23 הִנֵּה אָנֹכִי שֹׁלֵחַ לָכֶם אֵת אֵלִיָּה הַנָּבִיא לִפְנֵי בֹּוא יֹום יהוה הַגָּדֹול וְהַנֹּורָא׃ 24 וְהֵשִׁיב לֵב־אָבֹות עַל־בָּנִים וְלֵב בָּנִים עַל־אֲבֹותָם פֶּן־אָבֹוא וְהִכֵּיתִי אֶת־הָאָרֶץ חֵרֶם׃


Malaquías 4:4-6

4 Acordaos de la ley de mi siervo Moisés, de los estatutos y las ordenanzas que yo le ordené en Horeb para todo Israel. 5 He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día de YHVH, día grande y terrible. 6 Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición.


¿Qué significó para mí que “Moisés y Elías vendrán”? En mi mente el significado sería paralelo a la declaración de Yeshua de que el fin de los tiempos será como “en los días de Noé y Lot” (Lucas 17:26-29). El mensaje del final de los tiempos será como el mensaje de Moisés y Elías; la situación será como la situación en el tiempo de Noé y Lot.


Deberá de haber una importante confrontación moral entre la Palabra de Dios y la Sociedad Mundial que tendrá lugar justo antes del tiempo señalado del día del juicio. De acuerdo con la justicia de Dios, debe haber justicia perfecta en toda Su obra con la humanidad. La justicia exige el castigo del mal, y hay mucho mal en el mundo. Este mal será cada vez peor.

Conforme a la misma justicia de Dios, no solo Él castigará el mal, sino que advertirá al pueblo de ese castigo antes de que se ejecute. Dios debe advertir al pueblo para exhortarlos a que cambien para que tantos como sea posible no sean castigados.


Este cambio moral antes del juicio es lo que la Biblia llama arrepentimiento. El mal comportamiento de los seres humanos se llama pecado. La voluntad de Dios de perdonar (o “indultar”) a las personas y cancelar el castigo se llama gracia.


En el ejemplo de Noé, había mucha violencia y homicidios alrededor del mundo (Génesis 6:5). Era tan grave que prácticamente todos los habitantes del mundo deberían ser condenados a muerte (Génesis 6:7). La justicia de Dios exigía que toda esta actividad pecaminosa fuera castigada. Pero en Su amor, quiso advertir a la gente para que se arrepintiera, y así poder perdonarla y anular el castigo.


Para advertir al pueblo, Noé predicó (2 Pedro 2:5) e hizo un llamado a la rectitud. Predicó por mucho tiempo–tal vez incluso por 500 años, si se tienen en cuenta las profecías del juicio venidero que él pudo haber escuchado de niño de sus abuelos, y que transmitió a otros.

No solo predicó, sino que también construyó un arca (durante un periodo de décadas) que sirvió como vehículo para salvar a todo aquel que escuchara. La construcción del arca fue también para advertir al pueblo que el castigo estaba por llegar. (El arca era un bote, lo que indicaba que vendría el agua. Es posible que fuera la primera vez que lloviera. El arca fue construida “en tierra” lejos de cualquier agua que pudiera hacer flotar el arca. Por lo tanto, el arca en sí era una advertencia visual del diluvio que se avecinaba.)


Pero, por supuesto, la gente no se arrepintió en la época de Noé, y el enorme juicio llegó. El diluvio de Noé es un evento histórico que también sirve como advertencia del juicio futuro. El pecado mundial exigirá un castigo mundial. Puede que tarde mucho en llegar, pero cuando llegue, será instantáneo. Se dará mucho tiempo de antemano para arrepentirse, pero en el día señalado del castigo, de pronto, no habrá tiempo.


Dependiendo de como uno lo vea, hay mucho tiempo o no hay tiempo. Hay mucho tiempo que Dios otorga para la gracia; pero no hay tiempo para retrasar el arrepentimiento. Históricamente, mucho tiempo es dado. Moralmente, no se puede desperdiciar el tiempo. A la luz de la gracia, Dios es asombrosamente paciente. A la luz del juicio aterrador, el tiempo está cerca.


(Discusiones sobre el tiempo de las profecías del juicio suelen ser una pérdida de tiempo. El tiempo es siempre “ahora”. El punto de el tiempo es para enfatizar la longanimidad de Dios por un lado, y la naturaleza aterradoramente “inminente” de la ejecución del castigo. El tiempo es urgente.)


“El arca de Noé” es ciertamente una historia encantadora para los niños, con todos los animales subiendo al barco. Dios ama tanto a los animales como a los humanos. El hermoso arcoíris (probablemente la primera vez que aparecía un arcoíris) muestra la exquisita obra de arte de Dios en la creación y la promesa de un mundo perfectamente hermoso que vendrá en el futuro. El paraíso es eterno y el castigo es eterno. En medio de la belleza y la gracia, hay también una seriedad severa y aleccionadora. De nuevo, el punto principal: confrontación moral del pecado mundial antes de la llegada del tiempo del juicio.


[Nota: Hacer el mal exige castigo. El amor de Dios ofrece una oportunidad para el perdón. El simple prerrequisito es dejar de hacer el mal – que es arrepentirse. (La provisión legal para el perdón se llama “expiación” o “propiciación,” lo que significa pagar el precio para transferir el castigo a otra persona. Esa expiación fue representada simbólicamente en los sacrificios sacerdotales y luego se cumplió con la muerte de Yeshua en la cruz. La crucifixión del Mesías justo proporciona el mecanismo legal para transferir y cancelar el castigo que se nos debe a todos.) La lógica judicial detrás del mensaje del evangelio es propiciación > pago > perdón > castigo.]


Después del juicio en el tiempo de Noé vino el juicio en el tiempo de Lot. En el caso de Lot en Sodoma y Gomorra, los pecados de violencia, violaciones y homosexualidad eran tan generalizados, que el castigo era inevitable (Génesis 18:32). Sodoma y Gomorra eran ciudades muy ricas, de “clase alta” (Génesis 13:10-13). Sus pecados también incluían el orgullo, la complacencia, y la falta de compasión para los pobres (Ezequiel 16:49). La perversión sexual y la corrupción financiera de Sodoma se repiten en muchos otros lugares a lo largo de la historia (vea Apocalipsis 11:8).


El castigo con fuego tiempos de Lot y con agua en tiempos de Noé son precedentes del juicio final en el “grande y temible día de YHVH” (Joel 2:31, Malaquías 4:5. Judas 1:7). Los profetas le advirtieron al pueblo del juicio venidero para que dejaran de hacer el mal, para que pudieran ser perdonados, y así evitar el castigo. Antes de la llegada del gran juicio final, ese mensaje de advertencia y confrontación moral debe ser restaurado.


El llamado profético al arrepentimiento ha sido aplicable en todas las generaciones. ¡Cuanto más en la última generación antes de la Segunda Venida de Yeshua! (El Mesías es el juez que ejecuta el castigo y el sacerdote que provee la expiación. Él tanto perdona, como castiga. Mateo 16:27; 25:31-46)


Después de Sodoma viene el juicio de Egipto, en ese entonces el mayor imperio del mundo. Si bien Egipto era una nación justa y bendecida en la generación de José, se había vuelto malvada en el tiempo de Moisés. Era tan malvada, que los lideres del gobierno llevaban serpientes en sus cabezas. La brujería, esclavitud, abuso, sacrificio de niños y toda clase de mal prevalecía. La nación tenía que ser castigada.


Dios envió a Moisés como profeta para confrontar a Faraón. Como Faraón se negó a arrepentirse, no había otra opción que aplicar el castigo. El imperio del mal tenía que ser destruido. Primero vinieron las advertencias verbales, luego vinieron las Diez Plagas como castigo parcial. Como las advertencias de las plagas también fueron ignoradas, el juicio final llegó en el momento del cruce del Mar Rojo.


La profecía en Malaquías nos instruye a recordar la Torá de Moisés. Creo que, en el final del Final de los tiempos, seremos testigos de situaciones similares a estas historias en la Ley de Moisés. En lugar del malvado emperador egipcio vendrá un malvado líder mundial, llamado el anticristo, con un gobierno monstruoso y bestial. El juicio vendrá, pero antes del juicio, por la gracia de Dios, vendrá la confrontación moral y la advertencia.


El pueblo de Dios lanzará un mensaje profético del juicio venidero y una confrontación del pecado y el mal. Esa confrontación exigirá un alto nivel de pureza por parte de los que den el mensaje; y un alto nivel de autoridad espiritual para hablar a las autoridades mundanas, y también un alto nivel de poder para señales y advertencias milagrosas. La identidad de esta figura de "Moisés" o "Elías", o el momento de los acontecimientos, no es la cuestión principal. El punto esencial es el contenido del mensaje, el propósito de la profecía, y el espíritu y poder en el que se da.


Tomar nuestra posición acerca de las enseñanzas morales de la Biblia (Moisés), y hablar con valentía, incluso proféticamente, a nuestra generación (Elías) – es el último gran conflicto espiritual de nuestra época. Es la culminación de todas las confrontaciones morales a lo largo de la historia. Estará a un nivel mundial de las Diez Plagas y el Éxodo, del diluvio de Noé y del ardiente derrocamiento de Sodoma.


Elías, en su época, también confronto el pecado. En particular, tuvo que confrontar la brujería, asesinatos, e inmoralidad sexual de la reina Jezabel. Ese conflicto se ha convertido en un símbolo de todos los conflictos espirituales, con el mismo patrón, a través de los tiempos (Apocalipsis 2:20). El mismo espíritu pecador y rebelde que caracterizó a Jezabel sigue activo hoy en día; quizás más que nunca.


Ese espíritu es llamado “La Gran Ramera” en los capítulos 17-19 de Apocalipsis. Así como Elías confrontó a Jezabel en su generación, nosotros tendremos que confrontar a la Gran Ramera en nuestra generación.


Semejante a Elías también vino Juan el Bautista, quien hizo un llamado al arrepentimiento en los años antes de la primera aparición de Yeshua. Se enfrentó a la reina Herodías en su día, igual que Elías se enfrentó a Jezabel en el suyo.


Claramente, no era el propio Elías el que iba a regresar, sino otro ser humano con el “espíritu y poder de Elías” – Lucas 1:17. Así será en los últimos tiempos, no Moisés o Elías o Juan, sino personas de Dios quien vienen en un espíritu y poder similar.


Este mandato profético es enorme. Es como combinar juntos a Moisés, Elías, Noé, y Lot. La batalla ya ha comenzado. Sí, habrá una etapa final en la que aparecerán figuras similares a “Moisés y Elías”. Pero el mandato es relevante para todos nosotros, en cualquier momento, como discípulos de Yeshua.


Así como Juan preparó a sus discípulos para la primera venida de Yeshua, nosotros debemos estar preparados para la segunda.


Necesitamos que estar preparándonos ahora. El pueblo de Dios debe estar “listo” (Lucas 1:17, Apocalipsis 19:7). El mundo debe ser advertido y que se le ofrezca la gracia. Ya estamos entrando en días “como Elías” y “como Moisés”.

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