Su circuncisión, nuestra circuncisión
- TG

- Sep 5
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Updated: Sep 7
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En Colosenses 2:11-12, encontramos una referencia difícil de entender sobre la circuncisión que experimentamos y la circuncisión de Yeshúa. ¿Te has preguntado alguna vez qué significa esto? En la Transmisión Global de hoy, Ariel explica este pasaje en contexto y lo conecta con el pacto unilateral que Dios hizo con Abraham en Génesis 15 y 17 para darle descendencia, la tierra de Canaán, y, a través de su descendencia, traer las bendiciones de la fe y la salvación a toda familia de la tierra.
En Génesis 17, el pacto de Dios con Abraham no es solo divino, como en el capítulo 15, sino que se amplía para incluir una relación de cooperación con Abraham, que exige su obediencia mediante la circuncisión de toda su tribu y, de ahí en adelante, de todo varón hebreo de ocho días de nacido. El Hijo de Dios también será hijo de Abraham, Isaac, Jacob-Israel y David.
Pero esta señal externa de la circuncisión apuntaba a un significado profético aún más profundo de una venidera circuncisión espiritual del corazón (Deuteronomio 10:16, 30:6; Jeremías 4:4) para que, a través de la descendencia de Abraham, personas de cada tribu, lengua y nación pudieran llegar a ser hijos de Abraham por la obra interna del nuevo nacimiento y el Espíritu Santo.
Los escritos del Nuevo Testamento revelan que es Yeshúa —tanto el que estuvo con Abraham en Génesis como la Descendencia prometida— quien puede cumplir estas promesas. La circuncisión de Yeshúa es la eliminación del pecado del corazón mediante el poder del Espíritu Santo (Romanos 2:29; 6:6-7).
El pacto de la circuncisión física se hizo exclusivamente con el pueblo judío, pero el plan de Dios a través de Abraham fue que todos aquellos dispuestos a aceptar la circuncisión del corazón por la fe en Yeshúa fueran incluidos. Juntos, judíos y gentiles, formamos la familia de Dios. No te pierdas esta importante enseñanza. ¡MÍRALA!


