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El 7 de marzo, la embajada de Estados Unidos en Moscú difundió una advertencia sobre un atentado terrorista planeado.
El 22 de marzo, terroristas tayikos atacaron una gran sala de conciertos en el noroeste de Moscú. El número de muertos se estima actualmente en 150. El grupo yihadista ISIS ha reivindicado la plena responsabilidad del atentado.
Extrañamente, en la respuesta de Putin, sólo hizo acusaciones hacia Ucrania. Y absurdamente, Hamás emitió una declaración condenando el ataque. No obstante, ISIS significa Estado Islámico; Hezbolá es Estado Islámico en Líbano, Hamás es Estado Islámico en Gaza.
No todos los musulmanes son terroristas. Pero todos los yihadistas son musulmanes. No están motivados por la política, sino por el adoctrinamiento religioso que les hace pensar que sirven a Alá matando a no musulmanes. Algunos musulmanes moderados dicen que los yihadistas ni siquiera son musulmanes.
Parece existir un autoengaño mundial que se niega obstinadamente a reconocer que el terrorismo global procede del yihadismo global. Sólo cuando se haya identificado la fuente de este mal asesino, se logrará detenerlo.
La amenaza es la misma en Asia, Europa, África y América, de la misma manera que en Oriente Próximo. Despertemos ante este peligro y plantémosle cara antes de que sea demasiado tarde.
