Un nuevo nivel de profecía
- Asher Intrater

- Aug 31
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Tikkun Global
Jerusalén, Israel

El concepto de profecía se desarrolló en etapas a lo largo de las Escrituras. Los primeros patriarcas tuvieron muchos encuentros directos y proféticos con Dios. Después, Moisés llevó la experiencia profética a un nivel mayor y se convirtió en el “padre” de los profetas. Moisés oró para que todo el pueblo de Dios pudiera profetizar y recibiera el Espíritu Santo (Números 11:29), pero esta oración solo fue respondida con el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés/Shavuot.
Las profecías de Moisés alcanzaron su punto culminante al final de su vida en los últimos capítulos de Deuteronomio, haciendo alusión a casi todo lo que tenemos en el resto de la Biblia, incluso hasta el final del capítulo de Apocalipsis. En realidad, la idea de que el pueblo de Israel sería salvado en los últimos tiempos, y que con esto llegaría la “plenitud” de las naciones gentiles “provocándolas a celos” se menciona aquí primero, llamando a Israel “un pueblo salvo”. (Deuteronomio 32:20-21; 33:29; Romanos 10:19; 11:11; 11:25-26).
Cuando los hijos de Israel llegaron a la Tierra Prometida, los primeros profetas (desde Samuel hasta Eliseo) hablaron principalmente del reino de David. Creyeron que el reino de Dios era el reino de David. Después de varios cientos de años, los profetas se dieron cuenta de que había algo fundamentalmente equivocado porque los hijos de David continuaron cayendo en el pecado y la idolatría. El punto de inflexión ocurrió cuando murió el rey Uzías e Isaías tuvo una visión de un glorioso Rey divino (Isaías 6:1-6; Juan 12:40-41). Desde ese tiempo en adelante los profetas empezaron a hablar del “Mesías” a un nivel mayor.
Yeshúa se revela como el Mesías-Rey en los evangelios. Después de que Yeshúa fuera crucificado, resucitado y ascendido, Dios comenzó a derramar su Espíritu Santo sobre todos los que creyeran (Hechos 2:1-4, 17), tanto judíos como gentiles. Por lo tanto, los dones proféticos y las revelaciones se pusieron a disposición de todos en la Iglesia del nuevo pacto o “Ecclesia” (I Corintios 14:26, 31).
Última etapa
Ahora estamos entrando en la última etapa de la profecía bíblica, la profecía de los últimos tiempos. Apocalipsis 10:11 “…es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.
Esta nueva etapa de profecía es una consumación tanto de la profecía israelita como de la iglesia. Si las profecías de restauración para la nación de Israel son un “ojo” y las profecías de la “plenitud” de la Ecclesia mundial son el otro “ojo”, ¡¡es tiempo de abrir los dos ojos!! Esto solo podría ocurrir después de una historia de dos mil años en el que ahora el remanente mesiánico de Israel y la Ecclesia Internacional están entrando en su “plenitud” (Romanos 11:12, 15, 25).
El profeta Isaías dijo:
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos…”
– Isaías 61:1
Yeshúa citó este versículo en el evangelio de Lucas. El segundo versículo en Isaías 61 dice “a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová”. En los evangelios, la cita finaliza aquí. En Isaías, el versículo continúa diciendo “(a proclamar) el día de venganza del Dios nuestro.”
Esta primera parte de la profecía tenía que ver con el mensaje de Yeshúa de la gracia y la salvación, que comenzó en aquel tiempo, pero “el día de venganza” había de llegar mucho más tarde, en los últimos tiempos. Tendrá lugar en la segunda venida de Yeshúa, durante un tiempo de juicio y guerra. Yeshúa dirigirá un ejército desde el cielo para destruir a los malvados, expulsar a los demonios del planeta, resucitar a los muertos y establecer su reino.
Apocalipsis 11:15: “…los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
La “profecía” bíblica hoy día incluye compartir el evangelio, animar a la iglesia, la restauración de Israel y también confrontar a las naciones con el reino que pronto ha de venir: “el Rey regresa para recuperar los reinos de este mundo”. Este tipo de profecía no ha sido completamente posible hasta nuestra generación. Creo que Dios nos está ofreciendo una “doble” unción profética para capacitarnos para hablar del destino de Dios para Israel, la Iglesia y las naciones en estos últimos tiempos.
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